sábado, 5 de diciembre de 2009

Futbolistas españoles de leyenda. Puchades.


Antonio Puchades Casanova (Sueca 1925-2013).

El Campeonato del Mundo de 1950 supuso la vuelta a la normalidad en el universo futbolístico tras la Segunda Guerra Mundial y la segunda gran hazaña de la selección española. Lejos quedaban ya la plata de Amberes y la muy notable participación en el Mundial de 1934. La Guerra Civil dejó el país sumido en la oscuridad y la pobreza más absolutas; y el viejo método romano de pan y circo para contentar al pueblo, se quedó sólo en circo para la mayoría de los españoles de la posguerra que no habían muerto o permanecían encarcelados por el dictador Franco. El fenomenal cuarto puesto conseguido en el Mundial de Brasil -aún sigue siendo la mejor clasificación- ayudó al común de los españolitos a evadirse un poco de su triste realidad y los jugadores de la selección pasaron a ser auténticos ídolos para un país ávido de ilusiones, por pequeñas que éstas fuesen. De aquella mítica selección española de los Zarra, Basora, Gaínza; que se llevaron la fama, destacó también un jugador que por su demarcación en el terreno de juego pasaba más desapercibido para el aficionado, pero cuya labor fue crucial en aquel campeonato. Este jugador era Tonico Puchades.
Corría el año 1946 cuando Monzó, mediocampista titular en ese Valencia, cayó lesionado. El entrenador valencianista Pasarín hubo de llamar a un joven del filial para completar el equipo en el partidillo de entrenamiento. En medio del barrizal en el que se había convertido el campo de entrenamiento a causa de la lluvia, el joven Puchades se salió. Sorprendido el entrenador del rendimiento en un terreno tan adverso para la práctica del fútbol, Puchades le respondió diciendo que él estaba acostumbrado por haber trabajado desde siempre en los arrozales de su pueblo, ya que procedía de una humilde familia de labradores. Convencido de las habilidades de su joven pupilo, Pasarín le hizo debutar ese mismo domingo, en Vigo, donde como no podía ser menos, llovió a cántaros. Esa misma temporada, el Valencia se proclamaría campeón de Liga y Puchades disputó cuatro partidos, pues alternaba su presencia en el primer equipo con el filial.
Desde entonces y hasta 1957, Puchades permaneció en su Valencia, donde rápidamente se ganó la titularidad, que hasta su retirada no abandonaría. Dotado de un físico inusual en un español de la época, tanto por su altura y potencia como por su pelo rubio que le hizo ganarse el apodo de "El sueco" (por su aspecto de extranjero y por ser de Sueca); Puchades formó una intratable pareja en el mediocampo con el vasco Pasieguito, que en los setenta y ochenta entrenó al Valencia. Ambos se complementaban a las mil maravillas; Pasieguito, muy técnico, dirigía el juego che con maestría, mientras que Puchades hacía el trabajo duro, pero ¡cómo lo hacía!. En la Valencia de los cincuenta corría un dicho popular que decía "lucía Pasiego y se mataba Puchades". La frase en cuestión hace pensar que Puchades era un tronco, pero ni mucho menos. No era un dechado técnico, pero tampoco andaba escaso de ella, simplemente que a él le tocaba desempeñar la labor más ingrata; la lucha incansable, la recuperación de balones y guardar las espaldas del talentoso Pasieguito. Es, de hecho, el precursor por excelencia en España de lo que luego se ha denominado como mediocentro defensivo o pivote defensivo; muy al estilo de lo que, en su mismo equipo, hace David Albelda; aunque por supuesto, con muchísima más calidad y nobleza; ésto último sobre todo.
El palmarés de Tonico no es corto. Siempre con el conjunto che, participó en la consecución de las Copas de 1949 y 1954, ganadas 0-1 al Athletic y 0-3 al Barcelona y fue subcampeón de la misma en las ediciones de 1946 (3-1 para el Madrid) y 1952 (4-2 para el Barça, con prórroga incluida). También, aunque de manera testimonial fue campeón de la Liga 46-47 y subcampeón en la 47-48, 48-49 y 52-53.
Pero es en la selección española y, especialmente, en ese Mundial de Brasil, donde Puchades brilló con luz propia. Debutó en Portugal un 20 de Marzo de 1949, siendo prácticamente fijo en todas las convocatorias hasta 1954, con un total de veintitrés partidos jugados. En los seis partidos que España hubo de jugar en Brasil, Puchades destacó tanto o más que el paquete de delanteros (permítaseme el símil rugbístico). Haciendo pareja en el mediocampo con el exquisito Gonzalvo III, Puchades fue nombrado mejor centrocampista defensivo del mundial a raíz, sobre todo de su descollante actuación en el famoso partido contra Inglaterra, anulando por completo el mediocampo inglés; donde figuraba la mítica leyenda Stanley Matthews, nombrado Sir dos años más tarde.
En 1957, a los treinta y tres años, una ciática lo retiró del fútbol. Dos años más tarde, el Valencia le rindió un partido homenaje y toda Valencia se colapsó, según cuentan las crónicas, para presenciar el último partido de Tonico; el sencillo hombre de Sueca que se convirtió por méritos propios en uno de los mejores jugadores que ha dado la Comunidad Valenciana.
Muy apegado a su pueblo y a sus costumbres, una vez retirado del fútbol nunca quiso ser más que un simple aficionado, alejándose de los banquillos y dedicándose en cuerpo y alma al cuidado de su finca; y los domingos que hay partido en Mestalla, acudiendo a su localidad de primera fila.
Puchades murió en paz en su pueblo un día de primavera del nefasto 2013. Con él se va el paradigma del futbolista humilde y sencillo; a años luz de lo que por estos tiempos se estila.

2 comentarios:

  1. Hola, me parece estupendo que haya gente que recuerde con el mimo y la dedicacion que lo haces tu a esos futbolistas que fueron leyenda y que no deben quedar en el olvido.
    Muy buen trabajo.

    http://marius-goalkeeper.blogspot.com/

    Un saludo, Marius

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  2. Muchas gracias Mario. Te has dado cuenta enseguida de lo que persigo en estos homenajes. Estas leyendas no se merecen sino un respeto reverencial, para que las jóvenes generaciones de aficionados al fútbol no los olviden y los sigan perpetuando en la memoria.

    Me gusta tu blog de porteros vascos, sin duda alguna los mejores desde siempre.

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