martes, 24 de noviembre de 2009

Futbolistas españoles de leyenda. Quincoces.


Jacinto Fernández de Quincoces y López de Arbina (Barakaldo 1905- Valencia 1997).

Tradicionalmente, la gloria en el mundo del fútbol se la han llevado los delanteros, por ser ellos quienes han de marcar los goles; los dieces, por ser el diez el número que, habitualmente, luce la estrella del equipo y, en menor medida, porteros de leyenda como Carrizo, Yashine o Banks. Los que casi nunca son protagonistas de la fama son los defensas, menos aún en la época antigua donde sólo se jugaba con dos (luego con tres tras la implantación de la WM). Pero si hay un defensa que fue el primero en la historia del fútbol en ganarse a pulso tal pasaporte a la fama, ese fue Jacinto Quincoces, considerado el mejor defensor del mundo en su época. Así de simple y rotundo.
Jacinto Quincoces nació en Barakaldo, pero muy pronto hubo de mudarse a Vitoria con su familia. A la temprana edad de trece años, el Alavés se fija en él y le hace jugar en un partido contra Osasuna; sin embargo, no cuaja y decide regresar a Barakaldo, donde peregrina por varios equipos locales hasta que, de nuevo, el Alavés vuelve a poner los ojos en el joven Quincoces, esta vez de manera definitiva.
Con el Alavés, Quincoces es protagonista del primer ascenso a primera de la historia alavesista en 1930 y, en la temporada 30/31 su equipo se convirtió en la revelación de la primera vuelta del campeonato, liga que acabó ganando el Athletic. A partir de ahí, al cuadro vitoriano se le conoció como "El Glorioso", apelativo con el que aún se le denomina. Tras esa temporada, el Alavés fue desmantelado por otros equipos. Lecue marchó al Betis, el portero Beristain fue fichado por el Donostia (Real Sociedad en la II República) y Quincoces, junto con su compañero en la zaga Ciriaco y el delantero Olivares, ficharon por el Madrid.
Con el Madrid, Quincoces formó una defensa legendaria con el ya mencionado Ciriaco y Ricardo Zamora en la portería. Con semejante línea defensiva no es de extrañar que el Madrid ganara sus primeros campeonatos de Liga: 31/32 y 32/33, con sólo 15 y 17 goles encajados.
Eran estos años de alternancia entre el Madrid y el Athletic. Cuando uno ganaba la Liga, el otro hacía lo propio con la Copa y viceversa; así el Madrid ganó la Copa de 1934, año clave para nuestro protagonista.
Todavía en el Alavés, Quincoces probó la internacionalidad en un partido contra Inglaterra en el Metropolitano de Madrid un verano de 1929. Aquel día, la selección inglesa fue derrotada por primera vez en Europa y Quincoces tuvo una actuación estelar. Las crónicas de la época cuentan que salió a hombros del estadio.
En 1934, ya con un Quincoces consagrado, España acudía por primera vez en su historia a un Mundial, mundial celebrado en la Italia de Mussolini y donde la selección azzurra tenía que ganarlo sí o sí. En el primer partido, España gana 3-1 a Brasil y en el siguiente se las tienen que ver con la anfitriona. Se empata a uno al final del partido y de las prórrogas, por lo que se tiene que disputar un partido de desempate al día siguiente, donde a la selección española le roban descaradamente y queda eliminada. Quincoces saldría de aquel mundial amañado como el mejor defensa del mundo.
Tras la experiencia mundialista, a Quincoces le daría tiempo aún a ganar una Copa más con el Madrid. La de 1936 al Barcelona, famosa por ser aquella en la que Ricardo Zamora lo paró todo, incluído un tiro del azulgrana Escolá que hubiera significado el empate a dos.
Tras finalizar la Guerra Civil, ya veterano, Quincoces permaneció un par de temporadas más jugando hasta que en 1942 se retiró, comenzando un periodo en los banquillos que le llevó a ser seleccionador español en 1945. Al año siguiente conquistó una Liga entrenando a su Madrid. Muchos años después, contando casi 92, Jacinto Quincoces moría plácidamente en Valencia, marcando el camino que en los sesenta y en los setenta recorrerían grandes defensas como Garay, Carlos Alberto, Bobby Moore, Vogts o Facchetti, entre otros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario